Cuando
unos terroristas felicitan a un país, algo rocambolesco, para rascarse la
cabeza, está ocurriendo. Las lenguas libres dicen que el secuestro realizado
por Al Qaeda en el Magreb islámico a los cooperantes catalanes Albert y Roque
ha costado al estado 10 millones de euros.
Desde
la lógica, con la inteligencia sobre la mesa y el corazón templado, si yo fuera
una terrorista que mercadeara con súbditos de otros países me plantearía:
Primero:
Capacidad del país para pagar.
Segundo:
Su ferocidad
Tercero:
Su servicio de inteligencia
Cuarto:
Sus aliados.
Con
el estudio sobre la mesa, en el interior de mi jaima, rodeada de desierto y
ametralladoras seguro que elegiría España. Difícil es ver a un secuestrado
británico o norteamericano porque éstos no las gastan buenas. Se salvan Grecia
y Portugal por la banca rota, aunque en España todo se andará.
No
quiero decir con esto que haya que dejar morir a nadie, sino ir a por ellos.
Pagar es comida para hoy y hambre para mañana, se ha abierto la veda a los malos.
Y digo yo si con un poco más de presupuesto no podía haber habido una operación
de rescate militar y enseñar los dientes a los que quieren sacarnos el dinero
de nuestras costillas. ¿Y los satélites? ¿Acaso no pueden ser localizados los
terroristas a través de ellos con sofisticados sistemas de localización o sólo
ocurre en las películas yanquis? Claro que a lo mejor Zapatero no paga satélite
y ha invertido todo en radares con los cuales cazar a españolitos apresurados.
Para
resumir, parece que somos los más tontos de la clase, los que no se defienden y
temen a las represalias, con está actitud nos caerán palos por todas partes.