El
gobierno español ha prohibido fumar en recintos públicos (lo anuncio para
internautas extranjeros) y las causas de ello, a mi parecer, son variadas.
Bien, es un gobierno seudo socialista, quiere esto decir inmerso en un sistema
capitalista con un querer hacer de izquierdas que genera poca confianza en los
inversores y desesperanza en los trabajadores, algo así como una dicotomía sin
resolver o como ni chicha ni limoná. El
caso es que la ministra de sanidad, señora Pajín (una mujer treinta añera y por
lo tanto demasiado joven para estar en política, ya lo dijo Aristóteles: no
deben los jóvenes desarrollar su experiencia en la política sino que deben ser
los expertos o sabios quienes vuelquen la suya en esa práctica), ha decidido
que es ahora el momento para tal prohibición. Y la sospecha de la razón nos
dice que es, nunca mejor dicho, una cortina de humo para despistar sobre la
poca eficiencia gubernamental, decidida tras mirar los números rojos que
ocasiona
Ahora
bien, no se ha de olvidar el malestar y perjuicio que ocasiona a los no
fumadores estar respirando una sustancia que uno no ha decidido por propia
voluntad inhalar (otra cosa es la contaminación, más fuera del alcance de la
decisión individual). Es en ese punto que se ocasiona el daño, es decir cuando
con nuestra actividad perjudicamos de forma evitable a otras personas. Ha
habido empresarios de la hostelería que se han negado a aplicar la nueva norma,
alegando que en su casa (restaurante o negocio) mandan ellos. Y hay en ese
comentario un error de fondo: la casa de uno deja de ser su "casa" cuando a
través de ella se gana dinero con los demás, es donde empieza el derecho del
otro. También es cierto que con la nueva normativa les ha disminuido el
beneficio y perjudicado la economía, a mi parecer es un momento de transición
que se regulará paulatinamente, ya que si en todos los recintos públicos está
prohibido fumar, el fumador se acabará acostumbrando.
O
sea que la polémica está servida: la estrategia es dividir a la sociedad,
dispersar la atención sobre malas gestiones económicas del gobierno, su
ineficacia, y de fondo el convencimiento de que no les importa nuestra salud,
sino el voto. El milagro de la democracia como bien común y participación deja
de ser el motivo de actuación o causa primera; ahora el foco se concentra en
los beneficios del grupo o partido político que administra el poder, de su
permanencia a toda costa, de sus intereses crematísticos, quiere esto decir que
les importamos un bledo; y eso, señores políticos, no es ético.